Mis reflexiones sobre la novela
El proceso de creación de esta novela fue largo y complicado, quizás la obra que más me ha costado escribir hasta el momento. Es la primera vez que no escribo una novela del tirón, ya que tuve que parar al no convencerme demasiado lo que estaba escribiendo en primera instancia y continuar con otro proyecto para así poder despejar mi mente.
Muchos meses después, con otra novela comenzada y acabada entre medias en un tiempo record, retomé esta aventura con mejores perspectivas. Ya sabía por dónde quería ir en la trama, sin perderme en elucubraciones ni flashbacks innecesarios. Y hacia allí me lancé sin miramientos.
En este caso quería escribir una novela de aventuras, un thriller de acción e intriga con personajes anglosajones y escenarios internacionales. Me lo planteé como un reto para intentar averiguar si un escritor español puede escribir este tipo de tramas de un modo convincente. Y creo que lo he conseguido, ya que algunos lectores me han llegado a preguntar si tengo ascendencia norteamericana tras ver la ambientación en ciudades estadounidenses (soy madrileño y toda mi ascendencia es española, así que la respuesta es no…)
El personaje principal es el antihéroe por excelencia, un hombre apocado con multitud de neuras que se ve inmerso en algo que le queda muy grande. Huyendo del típico protagonista de libros y películas, (el tipo alto, guapo, experto en todo tipo de cosas y al que siempre le sale bien todo). Al contrario, quería crear un personaje más cercano a la realidad, a lo que vivimos todos los días en carne propia o mirando a nuestro alrededor. Un hombre brillante en su faceta profesional, pero con profundos problemas en otros aspectos de su vida, en los que necesita ayuda para salir adelante.
Siempre se ha dicho que el comienzo de una novela es muy importante, aunque yo añadiría que cerrar bien los finales es sagrado y en ello me empeño. Pero quería comenzar esta novela con una frase demoledora, algo que le hiciera reflexionar al lector nada más comenzar la obra, intentando discernir los motivos por los que el protagonista se ve abocado a esa situación. Y tras darle muchas vueltas, y gracias a la inestimable ayuda de Arantza, mi mujer, pude encontrar ese inicio que me convenciera para proseguir la aventura que tenía en mente: “La mañana de mi entierro amaneció radiante”.
Como en todas mis novelas, he querido construir una historia muy cinematográfica, aunque la multitud de escenarios internacionales harían subir bastante el presupuesto de esa supuesta adaptación visual: Washington, Las Vegas, Boston, Nueva York, Roma y Tenerife son los principales. Sólo conozco personalmente la capital italiana y la isla canaria, por lo que tuve que documentarme exhaustivamente para hacer creíbles las subtramas que se sitúan en ciudades desconocidas para mí a nivel personal, alcanzando un notable éxito según me comentan los lectores. Parte de esa documentación ha sido incluida al final de la obra como contenidos adicionales interactivos, para ayudar al posible lector a sumergirse más profundamente en la trama viéndolo con sus propios ojos.
De este modo añado también una pizca de literatura de viajes a la trama, mientras el protagonista huye en una alocada carrera tras meterse en problemas que nunca hubiera imaginado, al estilo del inigualable George Kaplan de “Con la muerte en los talones”. Soy un enamorado de los clásicos, tanto en novelas de aventuras como en el cine de la edad de oro de los grandes estudios, por lo que esta obra es mi pequeño homenaje a esas magníficas versiones del entretenimiento en estado puro. Espero que lo disfrutéis.